Alexander Kristoff (Intermarché-Wanty-Goberto) hizo valer su punta de velocidad al final de una apasionante jornada de ciclismo para llevarse el triunfo en la 35ª edición de la Clásica de Almería, la prueba que ha abierto la campaña de grandes clásicas del calendario mundial y en la que se han dado cita buena parte de los hombres que deberán ser protagonistas, dentro de unas semanas, en la primera ración de Monumentos del año.

La prueba, configurada y pensada para convertirse en un evento ideal para los mejores velocistas del planeta, siguió, a grandes rasgos, el guion inicialmente previsto. Nada más darse la salida desde El Ejido, la tercera localidad más poblada de la provincia, el pelotón enfiló la parte más dura de los 188 kilómetros de recorrido antes de afrontar una parte final completamente llana en la que los equipos con intereses en una llegada masiva no tuvieron muchos problemas para mantener las cosas bajo control.

Antes de eso, en los primeros compases del día, Lukas Pöstlberger (Bora-hansgrohe), Gilles De Wilde (Sport Vlaandere-Bloise) y Xabier Mikel Azparren (Euskaltel-Euskadi) se convirtieron en los principales protagonistas al conformar una fuga que llegó a contar con una renta máxima de cinco minutos sobre un pelotón que, comandado por los ciclistas del Intermarché-Wanty-Gobert, TotalEnergies y Arkéa-Samsic, en ningún momento quiso que la cosa fuese a más.

El grupo aprovechó el primer puerto del día, el Alto de Celín (2ª categoría), para recortar parte de esa distancia, manteniendo después al trío de escapados en el entorno de los tres minutos o, dicho de otra manera, a tiro de un pequeño acelerón cuando las cosas se pusieran un poco más serias.

Con Roquetas de Mar a la vista, Gilles De Wilde fue el primero de los fugados que no pudo seguir el ritmo de sus compañeros y se descolgó de la cabeza de carrera, que en esos momentos todavía mantenía algo más de tres minutos respecto al pelotón.

Pöstlberger y Azparren aguantaron hasta la marca de los últimos 15 kilómetros, cuando el pelotón ya metió la directa y se lanzó a preparar un sprint del que Alexander Kristoff emergió como el más rápido para anotarse no sólo su primera victoria en la Clásica de Almería, sino, y esto puede resultar muy sorprendente en un hombre con 84 triunfos en su palmarés, estrenarse como ganador en suelo español.