Roquetas de Mar, ciudad que ha albergado la línea de meta de la Clásica de Almería durante las cuatro últimas ediciones de la prueba que da el pistoletazo de salida a la temporada de grandes clásicas del calendario europeo, se convertirá en este 2020 en el auténtico epicentro del ciclismo mundial el próximo día 16 de febrero cuando, además de repetir como punto de llegada de la clásica andaluza, también sea el escenario de su salida, lo que supone una de las grandes novedades de esta 33ª edición.

La prueba, que podrá verse en directo en todo el Viejo Continente gracias a la presencia de las cámaras de Eurosport, que llevarán a los aficionados toda la emoción de la última hora y media de carrera (de 17:30 a 18:00 horas en Eurosport 2), traslada así su punto de partida desde la capital de la provincia hasta Roquetas de Mar, que en los últimos años ha visto triunfar en sus calles a Leigh Howard (2016), Magnus Cort (2017), Caleb Ewan (2018) y Pascal Ackermann (2019).

El control de firmas arrancará a las 12:20 horas para, a las 13:30 horas, dar paso a la salida neutralizada, que se dará desde el Puerto antes de buscar la Avenida Sabinar en dirección a Las Marinas en busca de la pancarta de kilómetro 0, ubicada ya en la carretera AL-3300.

Este cambio ha provocado que el recorrido de la XXXIII Clásica de Almería, aunque fiel al planteamiento que la ha llevado a ser una de las citas más reputadas y deseadas por los mejores sprinters, presente algunos cambios significativos respecto a su apuesta de 2019.

Tras partir desde Roquetas de Mar, el pelotón pondrá rumbo hacia la parte occidental de la provincia buscando Adra y, desde allí, el interior de la provincia de Almería, donde el terreno quebrado y el siempre impredecible viento pueden, como ya sucedió el año pasado, hacer mucho daño y hacer muy complicado el control del gran grupo por parte de los equipos de los velocistas.

Se trata de un terreno ideal no sólo para que se forme la fuga buena del día sino para que los más valientes o los que apuesten por una táctica distinta a la de los grandes conjuntos World Tour, puedan endurecer la carrera y dejar descolgados a los sprinters en las montañas almerienses.

En ese sentido, destaca la presencia en el recorrido de cuatro puertos puntuables: el Alto Dalías (2ª categoría), techo de la prueba con sus 530 metros de altura, el Alto de La Alquería (3ª categoría), el Alto de Fuente Marbella (3ª categoría) y la Cuesta de Almerimar (4ª categoría).

Este cambio ha provocado, también, que los equipos que piensen en dejar hacer durante la primera parte del día cuenten con mucho menos espacio, ya en el tramo final, para reorganizar la situación. La última cota, situada a apenas 50 kilómetros de la línea de meta, supondrá una buena oportunidad para que algún valiente pueda tratar de poner contra las cuerdas a los velocistas y, así, dar la sorpresa con un ataque lejano.

La tarea, aunque hercúlea, se podría ver favorecida por el hecho de que la parte final de la prueba, a diferencia de lo que vimos en la última edición, se disputará por las calles de Roquetas de Mar, ofreciendo a los aficionados la oportunidad de ver pasar a los corredores dos veces por la línea de meta (el primero se producirá en torno a las 17:15 horas) antes del tercer y definitivo paso, que determinará el nombre del vencedor final.

Serán, por lo tanto, 30 kilómetros finales de callejeo casi constante, algo que beneficia, al menos de forma teórica, al rodar de un hombre o un pequeño grupo destacado frente al gran grupo. Con todo ello, la Clásica de Almería 2020, aunque mantiene su esencia de prueba apta para sprinters, ha conseguido añadir buenos elementos de emoción a su desenlace.