Con algunos de los mejores sprinters del panorama internacional y potentes bloques que protagonizarán una dura y bella batalla entre los que estén interesados en llevar la carrera amarrada y los que busquen dar la sorpresa con tácticas ofensivas y, dado el tipo de recorrido de la prueba, valientes, la trigésimo segunda edición de la Clásica de Almería presentará el próximo domingo una participación de auténtico lujo a la altura de lo que exige la única prueba de categoría 1.HC del calendario español y la primera de este rango en el calendario europeo.

Movistar, el único equipo español de categoría World Tour, ha sido uno de los últimos en confirmar un siete en el que destaca la presencia del veteranísimo José Joaquín Rojas, un hombre que en el pasado ya estuvo cerca de levantar los brazos en la Clásica de Almería en 2011, cuando terminó en segunda posición sólo superado por Matteo Pelucchi. No fue esa la única gran actuación del excampeón de España, que también estuvo en el top10 de la prueba en 2008 (8º), 2014 (6º) y 2016 (10º).

Junto a él, el conjunto telefónico alineará a otro hombre que en los últimos años se ha mostrado muy competitivo en la recta de meta de Roquetas de Mar como es Carlos Barbero, cuarto en 2017 y octavo en 2018. Muy probablemente, será el burgalés el hombre elegido por los azules para pelear el muy posible sprint final en las calles del municipio roquetero.

Los dos hombres más rápidos de Movistar estarán acompañados en la salida de Almería por un conjunto solvente y sólido con Carlos Betancur, Héctor Carretero, Rubén Fernández, Rafa Valls y Carlos Verona, ideales para controlar la carrera en la primera accidentada mitad de la misma.

También se ha confirmado en los últimos días el siete de Euskadi-Murias, que este año afronta su segunda campaña como PCT con la complicadísima misión de igualar o mejorar el espectacular 2018 de su debut en la categoría. Los vascos han tenido que encontrar una solución de urgencia a la ausencia por lesión de Mikel Bizkarra y, en su lugar, contarán con Óscar Rodríguez, un hombre que vuelve a la competición tras superar una infección bucal y con ganas de demostrar que no ha perdido el golpe de pedal que le marcaba como uno de los puntales del equipo en este arranque de temporada.

Aunque el año pasado no pudo meterse en la pelea, Enrique Sanz es, sobre el papel, el hombre más rápido del equipo verde que, pese a ello, podría ser uno de los más interesados en buscar una estrategia alternativa al sprint masivo. Los vascos, que ya han demostrado que no se conforman con el papel de meros comparsas en este tipo de pruebas en las que, al menos a priori, cuentan con menos opciones que en terrenos más accidentados, no se amedrentan y saben buscar y fabricar sus opciones con escapdas y ataques en los que la combinación de valentía e imaginación dan, en ocasiones, inmensos réditos.

Beñat Intxausti, recién llegado del todopoderoso Sky, será el capitán de un siete en el que, a los ya mencionados Rodríguez –ganador de etapa en la pasada Vuelta a España– y Sanz –vencedor el pasado año de la séptima etapa de la Volta a Portugal–, se unirán Garikoitz Bravo, Cyril Barthe, Juan Antonio López-Cózar y Urko Berrade.

Con estos catorce hombres se cierra una participación en la que, como ya se ha insistido en varias ocasiones, serán los Pascal Ackermann, Marcel Kittel, Timothy Dupont, Matteo Trentin, Jakub Mareczko, Lorrenzo Manzin o Christophe Laporte los nombres que copen las apuestas de los aficionados cuando a las 13:05 del próximo domingo, 17 de febrero, eche a andar la trigésimo segunda edición de la Clásica de Almería desde la Avenida Federico García Lorca de la capital provincial para poner rumbo a Roquetas de Mar a donde llegaremos poco antes de las 18:00 horas después de haber pasado por los altos de Cuesta Blanca, Collado de Lucainena, Balcón de Sierra Alhamilla y Turrias; los sprints intermedios de Tabernas, Uleila del Campo, Rioja y la propia Almería o los municipios de Viator, Sorbas, Lucainena de las Torres o Turrias, aunténticas joyas del paisaje almeriense.